Latinoamérica tiene una larga historia como fuente y destino de migrantes, por lo que la migración no es un tema ajeno. Distintas causas como la pobreza, la violencia, la falta de empleo o la inestabilidad política han orillado a muchas personas a dejar atrás sus países, familias, trabajos y pertenencias en busca de un futuro incierto, pero con nuevas posibilidades.
Los países de destino se benefician de la llegada de nuevo talento, formas de ver el mundo y conocimiento.
El migrar puede proporcionar a las personas una mejor calidad de vida en lugares más prósperos, sin embargo, no necesariamente resuelve sus necesidades. Los países de destino se benefician de la llegada de nuevo talento, formas de ver el mundo y conocimiento. Sin embargo, el llegar a un nuevo lugar no es el único desafío. Aquellos quienes migran también se enfrentan con la asimilación, la competencia laboral y la integración cultural y social. Por lo tanto, es necesario comprender este inevitable fenómeno de movilidad humana desde una perspectiva de tolerancia y empatía que nos beneficie a todos.